sábado

Historias al azar: Una visita inesperada


Inaudito!!, no existe otra palabra para describirlo, porque levantarme, después de una noche plagada de sueños extraños, y encontrar de buenas a primeras ,¿ cómo decirlo sin que piensen que deliro?, al cocodrilo más grande que vi en mi vida, aunque, para ser sincero, nunca hasta ese momento había visto uno, al menos no tan de cerca. 
Al principio, de la impresión, casi me desmayo y claro no todos los días se tiene a un cocodrilo, sentado tan campante, en la sala de tu casa y además, como si fuese lo más natural del mundo, con una taza de café recién hecho entre sus garras. Inmediatamente, como para que no me quepa duda, y piense en la posible continuidad de una noche de sueños malos, con un gesto de la cabeza me invitó a sentarme frente a él, cosa que hice sin cuestionar siquiera lo inverosímil de la situación, pues mi estupor había anulado todo raciocinio, y con un ademán cortés me alcanzó otra taza de café , que tenía ya preparada. De lo demás no me acuerdo mucho, una que otra palabra suelta que mis recuerdos tratan de unir sin lograrlo pero sobre todo la sensación de que en cualquier momento fuera a devorarme, tenía una boca capaz de tragarse mi brazo con la taza de café y todo. Algo que no sucedió nunca pues a pesar de toda esa apariencia feroz, mostraba una amabilidad que terminó por confundirme. 
Después de esa primera visita llegaron otras, siempre a la misma hora; yo lo dejaba hablar, ¿qué más podía hacer? además nunca pude superar la impresión de tener un cocodrilo sentado en la sala . Hasta que, después de tenerlo como visitante inesperado por más de 2 meses, un día de buenas a primeras no volvió más. 
Aún hoy, luego de una noche de malos sueños, suelo despertarme con la esperanza de encontrarlo otra vez sentado en mi sillón favorito y una taza de café recién hecho entre sus garras. 
Me han dicho que la soledad suele jugar malas pasadas, que es imposible que los cocodrilos hablen y menos aún irrumpan en las casas de esa manera, me han dicho tantas cosas y la mayoría no muy buenas, que he optado por el silencio.

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